La estrategia de La Morada – Inaugurando el espacio

Vamos a levantar un techo todos, y lo vamos a hacer ahora mismo, pero no porque la ley lo diga, sino porque lo necesitamos.

La estrategia del caracol. Sergio Cabrera, 1993

El viernes 5 de Octubre a las 19:00 horas el CSOA La Morada abre sus puertas con la proyección de La Estrategia del Caracol y una charla-coloquio sobre ocupación.

La Morada ha nacido para dar salida a las inquietudes culturales, sociales y políticas de Chamberí en un entorno abierto, horizontal y solidario. Para nosotros es muy importante la palabra “autogestión” porque acaba con la mercantilización de la cultura y el tiempo de ocio y rompe la división entre aquellos que organizan u ofrecen contenidos y los que no tienen más alternativa que consumirlos pasivamente.

La Morada es un espacio enorme lleno de posibilidades. La asamblea es consciente de que no es capaz de llenar este espacio de vida sin que el barrio lo haga suyo. Por eso nos parece importante abrirlo cuanto antes: no nos importa que todavía falten muebles y en algunas ocasiones una manita de pintura; el barrio debe ver crecer a La Morada, desde las paredes desnudas y las primeras actividades hasta lo que será en un tiempo, cuando todas las habitaciones rebosen de iniciativas

Por eso este viernes, una semana después de anunciar la liberación del espacio, abrimos nuestras puertas.
Para nuestra primera actividad, proyectaremos La Estrategia del Caracol. Hay dos razones por las que hemos elegido esta película. La primera es porque venimos de un movimiento que tiene historia y nos parece importante recordarla. La segunda es porque amamos el cine y no podemos resistirnos al espíritu de rebeldía y alegría que nos transmite.
A la película le seguirá una charla-debate sobre ocupación, porque queremos explicar al barrio las razones que nos han llevado a decidir abrir La Morada y que el barrio nos cuente cómo ha vivido su liberación y qué espera de un espacio que ahora es suyo.

– Lo que no entiendo es, ¿todo esto para qué?
– ¿Cómo que para qué? Pues… ¿para qué le sirve a usted la dignidad? ¿Esa palabra no existe, o qué?